LA FASCINACIÓN POR LA GRAN FAUNA

“Apparently, we have a great need to stare at the tools of the grim reaper”
Hans Kruuk, HUNTER AND HUNTED (2002)

José Luis Rivera me escribe un WhatsApp desde la jungla de Sumatra. La foto de una huella de tigre en el barro, fresquísima, lo acompaña. Se encuentra solo, con un guía local que va armado con un machete y una botella de plástico para hacer ruido. Comparto con él la fascinación por la fauna salvaje, una amistad de hace años y una relación laboral. Me explica que se encuentra en un remoto parque nacional en esta isla Indonesia, el parque nacional Way Kambas.

Buscan a una de las subespecies de tigre más amenazadas y lo han encontrado. Acaba de pasar por allí, seguramente únicamente minutos los separan de él. Lo han escuchado rugir. Están oliendo el punzante olor de la orina que el felino acaba de esparcir en forma de spray sobre algún árbol cercano. José Luís me está retransmitiendo el momento casi a tiempo real. Me dice que los dos están realmente asustados y que el olor del tigre que inunda el claro de la selva lo va a acompañar mucho tiempo. El indonesio le aconseja retroceder y no arriesgarse más. No le permite hacer un molde de la preciosa huella y abandonan el lugar.

Hace un tiempo que estamos recogiendo moldes de escayola de huellas de grandes carnívoros allá donde viajamos y nos es posible. El archivo de Ecowildlife se ha ido enriqueciendo con moldes de lobos, leones, hienas, osos, tigres de Bengala, licaones y leopardos. Es una pena que se nos haya escapado una estupenda oportunidad con el más pequeño de los tigres vivientes.

Al día siguiente, me llega otro WhatsApp del viajero. Una foto de un molde de escayola aún sucio por el sustrato. “¿Creías que me iba a marchar sin la huella?” me escribe socarrón. José Luís se ha vuelto a por ella. Había arrancado (literalmente) del suelo húmedo de las selvas de Sumatra uno de sus secretos. El paso furtivo del señor de los bosques de Asia resumido en un montoncillo de escayola fraguada viajará en la maleta de José Luís Rivera porque, el veterano viajero y naturalista ha superado el miedo echándole un par.

En esta pequeña historia hay dos importantes aspectos de la conducta antidepredatoria de muchas especies presa, incluyendo la nuestra. El Homo sapiens ha sido y es aún, presa de numerosas especies de depredadores a lo largo de su historia como especie, especialmente los grandes gatos. Aunque nos pueda sorprender, compartimos patrones básicos con mamíferos, e incluso aves, que nos ayudaron a contrarrestar la acción de los grandes carnívoros. El miedo, la agresión, la atracción por nuestros congéneres en momentos de peligro y ¡la curiosidad! serían algunos de los principales.

Los dos hombres en mitad de la jungla, con un potencial depredador oculto sienten el miedo que les ayuda a poner tierra de por medio. ¿Pero, qué provoca que vuelva a por la huella? La curiosidad que instintivamente nos lleva a observar de cerca a nuestros depredadores, para aprender sobre ellos. Sus armas, sus estrategias. Parafraseando al magnífico zoólogo holandés Hans Kruuk, en la cita que abre este artículo, necesitamos ver de cerca las herramientas de la Parca.

Esa es la fascinación, la que empuja a los visitantes del zoo al foso de los leones, que se cuentan entre nuestros depredadores actuales más o menos habituales. O que hace de ellos uno de los principales objetivos de los afortunados que pueden viajar a observarlos a las sabanas africanas. Alfonso Polvorinos, compañero y experto guía de safaris por todo el mundo, me comentaba una vez que los turistas no acaban de sentirse en África hasta que no han visto leones. Les dan igual los crepúsculos mágicos o los ejércitos de ungulados en movimiento. Sólo empiezan a disfrutar de su viaje tras haber estado frente a frente con los grandes gatos sociales.  Sin duda, a pesar de haber podido observar muchísimas especies de fauna salvaje en mi vida naturalista, una de las experiencias más potentes de mi vida fue el encuentro cara a cara que tuvimos con una leona india en el bosque de teca de Gir.

Esa atracción irresistible por los grandes depredadores provoca el overbooking de telescopios en la pista de Linarejos, esperando ver aparecer al lobo por uno de los senderos abiertos entre el brezo. Las marchas en la fría madrugada para observar a los osos enlos Cárpatos o las interminables esperas en un punto alto de Sierra Morena, buscando al escaso lince ibérico en el paisaje. Y qué decir de los miles de turistas que recorren los senderos del tigre sobre un jeep en Ranthambore.

Si me paro a reflexionar un poco, me doy cuenta de que muchos de los tours que ofrecemos en Ecowildlife Travel  y Wildlife Spain, tienen como emblema a los grandes depredadores de la fauna mundial. Entre ellos se encuentran todos los mencionados aquí y otros. El jaguar en el Pantanal, el tigre en la India, los osos ibéricos y transilvanos, lobos en España, Rumanía o Canadá o el lince en Doñana.

Como tantos otros aspectos de nuestra vida, la fascinación que sentimos por los grandes carnívoros viene de muy lejos y podemos relacionarlo con una parte muy íntima de nuestra propia especie. La  atracción fatal hacia nuestros depredadores.

JOSÉ CARLOS DE LA FUENTE



Comentarios

  1. Después de tenerme meses pensando de dónde vienen los camellos, ahora José Carlos me obliga a pensar en porqué me fascinan mis depredadores. Mientras, Indiana Rivera coge su botella de plástico(rellena de ron)y con una linterna en la boca hace un molde de la huella del tigre más peligroso del planeta en plena noche.¡Vaya par!

    ResponderEliminar
  2. Justo es decir que era de dia, que me temblaban las piernas y que todavia no habia bebido, dicho eso solo puedo añadir que la excitacion fue enorme y como dice jose carlos, solo un predador puede atraer tanto an otro predador, inconsciente pero predador al fin y al cabo

    ResponderEliminar
  3. A mi también me fascinan estos bichos, José Carlos y Cía. Muy emocionante el artículo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. querida amiga, los grandes bichos nos fascinan a todos los amantes de nuestro planeta, en esas soledades inhospitas, nos congratulamos de que nuestro trabajo no permita estar allá y nos solemos acordar de los que no pueden estar allá deseando que algún día lo puedan hacer. Muchas gracias por el comentario

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares