DIA 14, DIARIO DEL CORONAVIRUS: EL CONFINAMIENTO DE LOS OSOS


Cada vez es más frecuente que los osos ibéricos no hibernen. Parece ser que  las hembras grávidas son las más fieles a este comportamiento. Este letargo de los osos siempre nos ha fascinado. Existen muchas leyendas y dichos relacionados con este comportamiento.  Una de las más curiosas cuenta que el cuándo se despierta de sus sueño invernal, término más propio que hibernación, y se asoma fuera de la madriguera,  el oso se tira un enorme pedo para liberar el paso obstruido por un tapón intestinal que se le ha formado, compuesto por pelos, excrementos y células muertas, a causa de prácticamente no defecar en todo ese tiempo de confinamiento. El sonido del cañonazo sordo,  señal de la llegada de la primavera, se escucha por todos los valles pirenaicos.

Vídeo del una osa con su prole en la primavera asturiana

El oso puede utilizar diferentes oquedades para pasar el invierno, siempre que cumplan determinadas condiciones. Pueden ser cuevas naturales, pueden excavarlas ellos mismos o incluso, huecos de viejos árboles.

 Durante los meses más duros del invierno, y habiendo acumulado gran cantidad de grasas durante el otoño, buscan un lugar rocoso, con buena cobertura vegetal, generalmente en pendiente y de difícil acceso, para ubicar la osera de hibernada y cría, si es hembra y está preñada. Parece que es un balance energético negativo, con escasez de alimentos y bajas temperaturas, el que los empuja a buscar cuevas poco porosas, preferentemente orientadas a la solana, o escarbar ellos mismos un cubículo.
La boca suele ser de pequeño diámetro, 60-100 cm. El tamaño del alojamiento es reducido, con el techo bajo, propiciando que el calor que desprende el cuerpo del oso genere unas condiciones climáticas más favorables que las del exterior, no excediendo en mucho el tamaño del cuerpo del animal, sobre todo en las que excava él mismo. Se han obtenido medidas medias de entre 3 y 6 m. de longitud, una anchura que ronda los 1-1,5m y una altura de 1m. En general no exceden del 1,5 m3 de capacidad.

Pude medir una osera excavada por una osa en un centro faunístico, con un resultado de 60 cm de diámetro aproximado en la boca, ensanchada en el interior unos 85 cm de altura y con una longitud de 170 cm.




Y es que los osos mantienen en ocasiones este comportamiento también en cautividad. En un centro faunístico en el que estuve estudiando algunos rastros  de especies de difícil acceso para mí en esa época, Ramiro, un veterano cuidador de leones, jaguares y grizzlies, me explicó cómo, a lo largo de un día, uno de los osos pardos americanos había excavado subrepticiamente,  una osera en un talud del inmenso recinto (un buen pedazo del monte mediterráneo de la zona). Cuando los cuidadores reunían a los osos para encerrarlos en las instalaciones donde pasaban la noche, trabajo ya de por sí complicado por la estupenda insumisión de los plantígrados, se encontraron con al enorme grizzly encuevado que encajaba perfectamente en agujero, todo dientes y garras que les puso muy caro el desahucio.

También hemos observado oseras durante nuestras expediciones por el mundo tras los osos. En los Cárpatos rumanos hemos visto oseras bajo tocones de haya, aunque la prudencia y el respeto por la tranquilidad de los animales nos impidió examinarlas con el mismo detalle. Sólo es seguro para el animal y los propios expedicionarios acercarse a una osera en pleno verano.

El oso acaba de acondicionar la osera construyendo un nido vegetal similar al que realiza en camas exteriores y con este mismo material tapona el orificio de entrada. El material es rastrillado con las zarpas, amontonado y aportado al interior por el animal. Este nido suele tener un diámetro que va de 1-1,5 m y entre 20 y 50 cm. de grueso.

Vídeo de comportamiento de osos en el Lago Kuril en Rusia 

Los osos reducen su ritmo cardíaco y ralentizan sus funciones vitales para entrar así en un sopor del que no salen hasta que la temperatura exterior no les anuncia la primavera. Si el invierno es suave pueden hacer esporádicas salidas al exterior. Las hembras traen al mundo a su camada en el interior de la osera.

En esta época extraña y difícil, en la que debemos confinarnos en nuestros hogares, no está de más recordar como los osos se confinan cuando vienen mal dadas. Ese comportamiento que ha excitado nuestras fantasías de pereza infantiles (y adultas, confesémoslo) es aleccionador. Permanezcamos seguros en nuestra osera y nuestra flatulencia a la salida también sonará liberadora por toda la montaña.

JOSÉ CARLOS DE LA FUENTE

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