WILDLIFE SPAIN UN NUEVO IMPULSO CON NUESTRA BIODIVERSIDAD IBÉRICA

En el Estrecho, el cazador más inteligente del planeta embosca en la abrupta topografía submarina a los bandos de atunes que llegan impulsados por su poderosa musculatura natatoria. Llevamos observando a las orcas milenios. Los marinos fenicios aprendieron a colocar las almadrabas allí donde estos magníficos delfines píos acechan al codiciado atún rojo. Deificaron a las orcas como los verdaderos señores del mar y la mancha del vientre de estos cetáceos pasó a ser el tridente de Poseidón.
 

Cerca de Gibraltar, al otro lado del padre Guadalquivir, la maravillosa Doñana en la que al viajero naturalista le cuesta distinguir dónde empieza la tierra y dónde acaba el Atlántico. Donde el mar somero que es la marisma se llena de aves y de flores. Donde caza el lince ibérico, la joya más preciada. Allí viven razas de ganado autóctonas que fueron básicas en la colonización europea de América. 


En el viaje al norte, el naturalista recorre una sucesión de colinas bajas, Andújar, Cárdeña y Montoro. En ellas, el bosque mediterráneo más puro y completo acoge la mejor población mundial del felino de los pinceles. El lince ibérico resistió aquí los embates de la extinción, que un día creí inexorable.

Sierra Morena da paso a las llanuras manchegas. Y allí donde se vuelven a rizar la topografía, en los Montes de Toledo, recorremos sábanas arboladas, rañas en las que manadas inmensas de ungulados pastan. El monte mediterráneo alcanza aquí una de sus expresiones más hermosas. Sus especies ornitológicas más emblemáticas lo sobrevuelan. Cigüeñas negras, águilas imperiales y buitres negros son los señores del aire, en Cabañeros, el Serengueti español. Los ciervos llenan el espacio del parque nacional y se desbordan. Cabañeros añora al lobo y al lince.

Al este, recorremos los maravillosos parajes extremeños, donde el Tajo y el Tiétar han labrado lo que los árabes llamaron el Abismo, Al Mofrag. En los vertiginosos cortados de Monfragüe una extraordinaria cohorte de grandes aves encastilla sus nidos, el búho real incuba con dedicación a su próxima generación de implacables matadores nocturnos.  El águila imperial se intercambia con su consorte la incubación y la vigilancia en su nido en el alcornoque inaccesible. Si el gigantesco buitre negro osa violar la zona aérea de exclusión sobre el nido de las águilas de hombros nevados, desencadenará el ataque violento del vigía con toda seguridad.  En las primeras plantas del edificio de piedra, la tímida cigüeña negra nidifica cada temporada, haciendo un exhibicionismo ornitológico impropio de un animal tan tímido, que uno atribuiría más a su pariente y opuesta, la cigüeña blanca.

Seguimos hacia el norte brumoso, por las viejas rutas de la trashumancia. De la Extremadura (uno de los extremos del periplo de las merinas por el oeste peninsular) a los altos puertos cantábricos).

Recorremos los territorios más loberos del oeste de Europa para llegar al reino del oso pardo. Estos últimos osos ibéricos, acantonados en los baluartes montañosos asturianos, gallegos, cántabros y castellano-leoneses, son los más pequeños de su especie. Selvas caducas donde encontramos a la curiosa y, en ocasiones endémica, herpetofauna cantábrica. Víboras de Seoane, salamandras rabilargas, ranas pardas. En las que el vuelo brusco de los últimos urogallos sobresalta al caminante.

Aquí, lo lobos cazan caballos salvajes, adaptados unos a otros desde hace milenios, en escenas que pudieron inspirar a los pintores de Altamira.

El megatransecto acaba asomado al mar Cantábrico. De mar a mar, por la Península más salvaje de Europa occidental. Os invitamos a acompañarnos en esta aventura que hoy comienza de nuevo su andandura.

 

Bienvenidos de nuevo a la fauna ibérica, bienvenidos de nuevo a Wildlife Spain

Comentarios

Entradas populares